El humor se ha reconocido a lo largo de la historia como un importante mecanismo de afrontamiento para todo lo que la vida nos lanza sin avisar. La risa nos viene de hacer asociaciones de algo que no esperábamos y que llamamos humor. El reto está en encontrar humor en las vivencias cotidianas.
Al padecer esclerosis múltiple, ponerse a reír es lo más lejano de la mente. De hecho, lo habitual es pasar por todas las etapas del duelo, de forma individual y simultánea con nuestros seres queridos. Esta enfermedad es algo que se toma muy en serio, pero es muy difícil estar serio todo el tiempo ante algo que es tan impredecible. La esclerosis múltiple sin duda no es graciosa, pero la vida con ella sí puede serlo y poder recurrir a la risa ante las situaciones que se enfrentan constituye una fuente de fortaleza.
En línea es posible encontrar todo tipo de testimonios y opiniones al respecto, como ocurre con dos columnistas que escriben en idioma inglés, John Connor y Benjamin Hofmeister. Ambos padecen esclerosis múltiple y han encontrado en el humor que imprimen a sus columnas una forma de lidiar con su padecimiento. Menciona Hofmeister que cuando estaba en el ejército, evitaba a las personas que se molestaban ante las críticas, que no sabían reírse de sí mismos y que perdían el control por un par de palabras o por algo que percibían como una ofensa, pues estas eran las personas con mayor probabilidad de quebrarse ante la presión. La esclerosis múltiple representa una presión enorme y, sin poderse reír de sí mismo, muchos se pueden quebrar.
El poder reírse de sí mismo se conoce también como humor autocrítico y, si bien puede mostrar una humildad subyacente y un fuerte sentido de seguridad, también puede tener un lado oscuro. En ocasiones el humor autocrítico puede ser un mecanismo de defensa y, si se reflexiona sobre qué motiva este humor, es más sencillo usarlo para lidiar con las dificultades cotidianas.
A todos nos ha pasado: vamos caminando por la calle, nos tropezamos y nos caemos. Suponiendo que no haya ocurrido una lesión de importancia, miramos de reojo a ver si alguien se dio cuenta del incidente y una de dos, o nos sentimos completamente avergonzados y horrorizados de habernos caído en público, o nos reímos de la caída, nos sacudimos y seguimos nuestro camino.
El mundo parece estar dividido en dos tipos de personas, los que no tienen problema de reírse de sí mismos y los que se toman tal vez demasiado en serio. Y lo interesante es que la capacidad de reírse de uno mismo no sólo es una actitud saludable, es también un atributo saludable.
No tomarnos demasiado en serio beneficia nuestra salud física y mental
En un estudio realizado en 2011 por la doctora Úrsula Beerman, se analizó el concepto de “reírse de sí mismo” mediante una revisión de las diversas teorías que se habían presentado sobre el tema. En general, hay dos puntos de vista opuestos. Hay quienes dicen que este concepto no existe, pues de acuerdo con su consideración del humor, este se deriva de un sentimiento de superioridad; de acuerdo con esto, reírse de uno mismo es una aberración, pues razonaron que un incidente a costa de uno mismo no podía ser un evento feliz. Así, el reírse de una situación adversa por la que se atraviesa podría explicarse con más facilidad como odio a uno mismo o masoquismo. Por el otro lado está la postura que sostiene que la capacidad de reírse de uno mismo es un componente fundamental del sentido del humor. Paul McGhee, un científico estadounidense que se ha dedicado a estudiar el humor y que desarrolló una Escala del Sentido del Humor, es el creador del único cuestionario existente que contiene una subescala que mide la capacidad de “reírse de sí mismo”. En su programa de siete hábitos para fomentar el humor, el saber reírse y no tomarse a uno mismo demasiado en serio es uno de los niveles más difíciles del sentido del humor. Entre otras cosas, el no tomarse a uno mismo muy en serio se refiere a encontrar el lado gracioso de las propias circunstancias o conducta. Pero también destaca que reírse de sí mismo no significa hacerse menos o humillarse, sino más bien destacar una aceptación confiada de los problemas o debilidades que no se pueden cambiar.
En su estudio, la doctora Beerman encontró que la capacidad o la inclinación a no tomarse a uno mismo demasiado en serio suele significar que la persona está preparada para reconocer que “no es el centro del universo”. Además de expresar autenticidad y una sana conciencia de la realidad de los demás, la doctor Beerman dice que quienes se toman las cosas más a la ligera pueden dar un paso atrás y reflexionar sobre sí mismos, o sobre algunos errores que han cometido, desde la perspectiva de los demás. Hace una clara diferencia entre reírse de uno mismo a través del humor y reírse para hacerse menos o humillarse, o bien reírse a costa de alguien más, lo que no es saludable. Ella destaca lo que denomina “humor adaptativo”, que es aquel con el que se alegra o anima a los demás o se encuentra la gracia en los eventos negativos, pues está conectado con el bienestar y la salud psicológica de una variedad de formas. Encontró que las personas que se ríen de sí mismas tienden a ser más susceptibles a sentirse bien y preocuparse menos. Quienes se preocupan menos son menos propensos al estrés crónico, el cual activa la reacción hormonal de lucha o huida en el cuerpo, misma que se ha relacionado con una variedad de problemas emocionales y físicos, lo que incluye dolores de cabeza, enfermedades del corazón, problemas digestivos, ansiedad y depresión.
¿Qué efecto tienen el humor y la risa sobre el organismo?
Se han encontrado muchos efectos benéficos del humor y de la risa sobre el cuerpo, tanto a nivel psicológico como a nivel social y físico.
Otras formas en que reírse de sí mismo ayuda a estar más sano incluyen:
- Literalmente es bueno para el corazón. En un estudio realizado en 2009 en la Universidad del Centro Médico de Maryland en Baltimore se determinó que la risa, junto con un “sentido del humor activo” puede proteger contra un ataque cardiaco y prevenir las enfermedades del corazón. De acuerdo con este estudio, las personas con cardiopatías tenían un 40% menos de probabilidad de reírse en una variedad de situaciones en comparación con personas de la misma edad sin padecimientos cardiacos, lo que es evidencia de que el tomar las cosas con humor puede aumentar la esperanza de vida.
- Significa que la capacidad para enfrentar la vida es mayor. Las personas que son más felices también son más resilientes, lo que significa que pueden enfrentar mejor la vida cuando las cosas no salen como uno quiere. De acuerdo con un estudio realizado en el Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard, aunque la resiliencia surge tanto de la naturaleza como de la crianza, el estrés que experimentan las personas menos resilientes produce químicos en el cuerpo que causan inflamación. La inflamación crónica puede causar una variedad de enfermedades, lo que incluye diabetes, enfermedad cardiovascular, artritis, cáncer, demencia y depresión. Si se considera el papel central de la inflamación en diversas enfermedades, el hecho de que la adversidad al inicio de la vida se relacione con una respuesta inflamatoria elevada sugiere que el estrés tóxico aumenta la probabilidad de alteraciones de la salud a lo largo de la vida. A pesar de que el estudio se enfocó a niños, el estrés tóxico también provoca inflamación en los adultos.
- Es más fácil manejar el dolor. Ya dijimos que reírse de uno mismo indica resiliencia. Se ha demostrado que una mayor resiliencia se relaciona con un mayor umbral del dolor en adultos por lo demás sanos. Se atribuye a las endorfinas liberadas durante la risa propiedades analgésicas.
- Mejora la memoria a corto plazo. La ciencia indica que entre más nos reímos, mejor recordamos las cosas. En la Universidad de Loma Linda se realizó un estudio que examinó los niveles de estrés y la memoria a corto plazo de 20 adultos sanos entre 60 y 70 años de edad. Pidieron a un grupo que se sentara en silencio sin medios de comunicación y dejaron que el otro grupo observara videos graciosos. Encontraron que el “grupo de humor” tuvo una mejoría mucho más notoria en su capacidad para recordar cosas (43.6% en comparación con 20.3% en el otro grupo. Además, el grupo de humor tuvo menores concentraciones de cortisol, la hormona del estrés, en su sistema, en tanto que el otro grupo solo mostró una muy ligera reducción en sus niveles de estrés.
Para entender la contribución del humor y la risa a la salud y el bienestar hay que considerar que permiten generar emociones más positivas y reducir los sentimientos de enojo, ansiedad y depresión. El humor ayuda a proporcionar la resiliencia emocional que se requiere para enfrentar los retos que constituye el estrés cada vez mayor generado por las dificultades de la vida cotidiana de la mano con el reto que representa padecer una enfermedad como la esclerosis múltiple. El humor es una poderosa herramienta para afrontar con cualquier tipo de estrés cotidiano y la forma de mantener una actitud positiva y optimista ante la vida, así como una mayor felicidad y satisfacción con la vida en general.