Entre la depresión y el erotismo
Juan García Ponce fue un escritor, traductor y crítico literario mexicano, nacido en Yucatán en 1932, conocido por su trabajo en el campo del erotismo y la sexualidad en la literatura. Su obra, tanto poética como en prosa, se caracteriza por una exploración profunda de estos temas, abordándolos desde la sensualidad y la pasión hasta la exploración de las relaciones humanas en su dimensión más íntima. García Ponce, si bien contribuyó al mundo de la literatura erótica, no se enfocaba en el acto sexual, sino en las reacciones de sus protagonistas, quienes en su mayor parte eran mujeres.
Juan García Ponce vivió con esclerosis múltiple, la cual se le diagnosticó en 1966, a la edad de 35 años. Sus médicos le dijeron que le quedaban seis meses de vida, si bien vivó hasta los 71 años. Tuvo que depender de una silla de ruedas por más de tres décadas, pero él siguió trabajando y publicando su obra sin dejar que su enfermedad lo venciera, a pesar de que lidió con la depresión de forma intermitente e incluso llegó a pensar en el suicidio.
Al respecto, García Ponce comentó en una entrevista en 1978 que dio a Elena Poniatowska para Comunidad Conacyt: “No se trata de aceptarla o no, la enfermedad se te impone… O sea, yo no me rebelé contra ella porque no había contra qué rebelarse. La enfermedad es un fantasma sin nada, es pura porquería y tampoco vas a dejar que te gane una porquería (…) Cuando te avisan que te vas a morir no es una experiencia excepcional (…) Lo que pasa es que una gente desahuciada en el fondo espera que se produzca un milagro. En la muerte no cree nadie, aunque todo mundo está seguro de que se va a morir algún día.”
Si bien enfrentó muchas limitaciones físicas y luchó constantemente contra la depresión, continuó escribiendo y publicando su obra, y también se desempeñó como crítico literario. Con su destacado intelecto y su gran creatividad, escribió más de 60 publicaciones en diferentes géneros: cuento, ensayo, novela, poesía, traducción, guion cinematográfico y teatro, los cuales le ganaron una variedad de reconocimientos y condecoraciones. Entre ellos destacan el Premio Xavier Villaurrrutia en 1972 y el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en 2001, además de recibir la Cruz de Honor Austriaca para Ciencia y Arte, Primera Clase en 1982.
García Ponce pertenece a la generación literaria conocida como Generación de la Casa del Lago o Generación del Medio Siglo, integrada por escritores que nacieron entre 1930 y 1935, como Inés Arredondo, José de la Colina Tomás Segovia, José Emilio Pacheco, Salvador Elizondo, Sergio Pitol y Jorge Ibargüengoitia, entre otros. Estos escritores empezaron a publicar a partir de los años cincuenta y tenían intereses, aspiraciones y una concepción similar de la literatura. Esta generación se desarrolló en un medio literario que estaba influido por la figura de Alfonso Reyes, la herencia del grupo de sus antecesores, los Contemporáneos (que incluían entre otros a Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Gilberto Owen, Carlos Pellicer, Jorge Cuesta y José Gorostiza) y el estímulo del interés crítico de Octavio Paz. Su espacio cultural estaba marcado por la inquietud del nacionalismo, siendo la literatura de la Revolución su pasado inmediato, y la búsqueda por el cosmopolitismo de quienes deseaban salir de los temas locales y tener un alcance más universal.
Con todo esto, surgen nuevas formas de narrar y se da una transformación estética en la literatura. En las obras de este grupo de escritores hay relatos llenos de revelaciones que buscan explorar la complejidad de la naturaleza humana, reflexionar sobre el oficio de narrar e indagar sobre el absoluto. García Ponce inicia una literatura propositiva con cambios a la percepción literaria nacional, entregándose no solo a la narrativa, sino que también escribe sobre crítica de arte, en particular sobre muralistas como Orozco, Rivera y Siqueiros, además de Soriano y Tamayo. Fue consejero de la Casa del Lago y durante su gestión se hicieron innumerables exposiciones de pintura, además de una multitud de puestas en escena García Ponce y la Generación de la Casa del Lago fueron parte importante de la efervescencia cultural que se vivió en México, en especial durante su paso por Difusión Cultural de la UNAM. Su gusto por escritores alemanes y franceses, así como las traducciones que realizó de algunas de sus obras dieron a conocer a autores como Robert Musil, Georges Bataille y Cesare Pavese.
En su propia obra destaca el lenguaje erótico que desarrolla a través de sus ficciones. En ellas concibe el amor como una búsqueda del conocimiento a través del erotismo. Es un amor qué está más cerca del pensamiento y la sensualidad que del sentimiento. Las relaciones en sus obras se salen del estereotipo de la pareja enamorada y las mujeres responden al deseo que propician. Leer a García Ponce siempre es subyugante, pues escribe sobre la mujer, el erotismo, la mirada como un medio para transmitir la pasión y el deseo, así como el poder del recuerdo. Es un referente de la cultura mexicana del siglo XX y referencia obligada como autor y como intelectual que no nació para otra cosa que para escribir.
Y para poder seguir escribiendo, García Ponce tuvo que buscar los medios que le permitieran expresar su creatividad a pesar de las limitaciones que le imponía su enfermedad. En sus primeros momentos le dictaba todas las mañanas a Michele Alban, su asistente, y ella lo escribía a máquina. Con el tiempo fue solicitando la ayuda de diferentes personas, hasta llegar con María Luisa Herrera, que fue su secretaría y cómplice, y lo ayudó no solo a escribir lo que él dictaba, sino a interpretar lo que decía cuando a quienes no estaban acostumbrados a su manera de hablar se les dificultaba entenderle.
María Luisa se convirtió en una de las personas más importantes de su vida, pues estaba con él cinco veces a la semana, escribía a máquina lo que él le dictaba, leyéndoselo después con una paciencia infinita, todas las veces que se lo pidiera, haciendo además las correcciones a mano. Con ella compartía sus secretos y era su primera crítica. María Luisa fue imprescindible para seguir dando salida a la creatividad y al talento de García Ponce y sin ella sus últimas obras no hubieran visto la luz.
La vida de García Ponce se vio llena de retos derivados de su enfermedad e incluso de situaciones inesperadas, como la ocasión en 1968 en que la policía lo llevó a la delegación cuando iba a entregar un desplegado de protesta al periódico Excélsior porque lo confundieron con el líder estudiantil Marcelino Perelló, quien también andaba en silla de ruedas.
No cabe duda de que García Ponce nació para escribir y que buscó siempre la forma de seguir haciéndolo, superando los retos que le presentó la vida y su enfermedad. Conociendo un poco de su vida podemos acercarnos a su obra, la cual está disponible por parte del Fondo de Cultura Económica, que en 2003 hizo una recopilación para publicar sus obras completas.
Principales Obras
Teatro
Catálogo razonado, 1982.
Doce y una, trece, 1961.
El canto de los grillos, 1958
Novela
Inmaculada o los placeres de la inocencia, 1989.
Figura de paja, 1964.
La presencia lejana, 1968.
De Anima, 1984.
La casa en la playa, 1966.
El gato, 1974.
Cuento
“Después de la cita”, 2000.
“Rito”, 1982.
“Tajimara”, 1963.
“Un día en la vida de Julia”, 1995.
Ensayo
“La imposibilidad de la novela”, 2000.
“Lo femenino y el feminismo”, 2000.
“La voz de la novela”, 2000.
“El pintor y la mujer”, 1982.
“Sabines y nuestro mundo”, 1974.
“El artista como héroe”, 1965.
Cómo escribí “El Gato”, Milenio semanal.